LA EDUCACIÓN PÚBLICA INFRADOTADA

28.08.2010 16:37

 

Si una de las misiones del Estado Social es la de velar por ofrecer a los ciudadanos una verdadera y real igualdad de oportunidades, ofereciéndoles los instrumentos y conocimientos para que puedan desarrollarse como personas y dentro de un entorno competitivo, parece lógico hacerse la siguiente pregunta: ¿ofrece la educación española tal igualdad de oportunidades? Una condición para que se de esta igualdad de oportunidades es que todo español pueda acceder al máximo de educación posible, sin más limitaciones que las de su propia capacidad inetelectual.



 

Lo más llamativo, analizando datos objetivos, es que en España se destinan pocos recursos públicos a educación. El gasto público promedio (como porcentaje del PIB) es de 5, 64 % en la UE, en España es solo el 4,96 %, según datos de la OCDE. Este bajo gasto es causa de la polarización de la educación en España, dónde los jóvenes proocedentes de familias con rentas altas van a las escuelas privadas, mientras que los procedentes de familias de las clases populares van a las escuelas públicas. Tanto la pobreza de recursos de la enseñanza pública como la polarización de la enseñanza en España tiene mucho que ver con el dominio histórico (durante la dictadura de Franco y se prolonga a nuestros días) que las fuerzas conservadoras (incluída por supuesto la jerarquía católica), han ejercido en la estructuración de la enseñanza en nuestro país. Estas fuerzas conservadoras, con el Capital detrás, siempre han pretendido construír un ejército de ciudadanos incapaces que los hijos de las clases dominantes pudieran domesticar bien, y todo ello se ha hecho y se sigue buscando con la alarmente precariedad de medios y de método de la enseñanza en España. Un dato llamativo, en la década de los noventa del siglo XX, el número de estudiantes de clase obrera en la universidad española representaba el 10,7 % del total. Además, dentro del espacio universitario estos tienden a concentrarse en las carreras de ciclo corto y diplomaturas, mientras los hijos de familias con rentas altas lo hacen en las licenciaturas.



 

Continúa persistiendo una clara y buscada desigualdad de oportunidades entre los ciudadanos a la hora de acceder a la educación, por lo que falla el Estado Social y, por ende, la propia democracia.



 

 
Hoy, continúa teniendo plena vigencia aquella expresión de Bernard Shaw que ironizaba que la cuidadosa y meticulosa selección de los padres por parte de los ciudadanos es la medida más importante para explicar sus oportunidades.